A medida que se acerca la época festiva es difícil contagiarse del espíritu festivo. Hay familiares y amigos que han ido a engrosar las listas del paro, las inversiones bursátiles pierden su valor a marchas forzadas y la confianza de países enteros está en horas bajas. Huelga decir que no es el momento para celebraciones.
Y, sin embargo, la actual coyuntura representa una oportunidad para los profesionales del sector de congresos y reuniones.
Cuando las cosas se ponen cuesta arriba es natural que la gente busque evadirse, y no hay mejor excusa para la evasión que la celebración de Navidad y Nochevieja (o sea cual sea la fiesta religiosa que se celebre en estas fechas).
La época de las fiestas de empresa está en plena vorágine para aquellas organizaciones que hayan sido lo suficientemente sensatas para no cancelar la juerga anual “a fin de ahorrar dinero”. De hecho, este año es más importante que nunca celebrar un evento social motivador en el que reunir al equipo. Lo necesitan.
Ahora bien, sé que a pocos organizadores de reuniones profesionales les gusta que les llamen organizadores de fiestas; en nuestra industria a veces prejuiciosa, el término se utiliza generalmente de forma peyorativa y condescendiente. (Aunque esto pasa por alto el hecho de que muchos de nosotros pasamos gran parte de nuestro tiempo organizando actos sociales, también conocidos como fiestas, y algunos incluso provenimos del mundo del espectáculo.)
Pero, dado el panorama, debemos promocionar agresivamente (mejor dicho, perentoriamente) nuestros servicios especializados a cualquiera que desee celebrar algo. Los expertos somos nosotros y podemos ayudar a justificar el gasto de los eventos sociales con nuestros sistemas para medir el ROI.
El provecho de las fiestas de empresa es notoriamente difícil de cuantificar, y muchos jefes ejecutivos lo amortizan como gasto anual que no se puede evitar –aunque sospecho que son las mismas personas que asisten a regañadientes a estas fiestas o prefieren perdérselas–.
No obstante poseemos las herramientas para demostrar el provecho de un evento bien organizado, y para los organizadores nunca ha sido más importante que ahora demostrar su valor a los jefes ejecutivos y directivos de finanzas.
Tradicionalmente, los hoteles generan un buen negocio en este momento del año, pero los recientes acontecimientos han caído como una jarra de agua fría sobre sus previsiones financieras. Los ejecutivos de los lugares de celebración estarán abiertos a nuevas ideas para generar reservas.
El problema de las fiestas de Navidad, sean de empresa o privadas, reside en que son predecibles. La tradición no ha dejado mucho lugar a darle otro giro, la experimentación o innovación. Las tarjetas de felicitación, los abetos, los adornos, Papá Noel y lo demás son los elementos básicos de una celebración navideña y no se pueden ignorar. Incluso la comida está predeterminada.
Esto dificulta la tarea de un organizador creativo de idear una fiesta original, pero no la imposibilita.
Puesto que distintas culturas celebran diferentes fiestas en esta época del año, ¿por qué no incorporar sus costumbres y tradiciones para crear una fiesta navideña multicultural?
En Europa hay diferencias muy marcadas entre regiones. Las tradiciones, la comida e incluso las fechas de celebración varían a lo largo del continente.
En muchas culturas se empiezan a hacer regalos el 6 de diciembre, en la víspera de San Nicolás, mientras que otras esperan hasta el 6 de enero. En Alemania se intercambian regalos el 24 de diciembre, pero en Francia se hace en Nochevieja. No todo el mundo decora un abeto; las familias checas traen a casa ramos de cerezo, y en Ucrania, se adorna un haz de trigo.
En Finlandia es costumbre regalar flores a los amigos. (Puesto que en estas fechas el país se encuentra bajo dos metros de nieve, es probablemente un regalo caro.) En Grecia existe una superstición que dice que hay que quemar los zapatos viejos en Navidad.
Y son legión las diferencias culinarias. La comida navideña varía a lo largo del continente, desde pescado en escabeche hasta jamones enteros, pasando por cabezas de jabalí. En Polonia, la comida de Navidad ha de tener 12 platos.
Así que hay un banquete de ideas de las que el organizador emprendedor puede echar mano a la hora de planificar una fiesta navideña.
Entiendo que a algunas personas les preocupa ofender a otras religiones con exhibiciones manifiestas de cultura cristiana. Esto es rendir un innecesario homenaje al altar de lo políticamente correcto. Otras religiones aceptan que la Navidad es cuando la mayoría de las personas en las Américas y en Europa disfrutan de una celebración especial y no quieren socavarla. Y sospecho que la mayoría, sea cual sea su fe, aceptaría de buena gana una invitación para ayudarnos a celebrarla.
De todos modos, muchas de nuestras costumbres tienen raíces paganas y gran parte del espíritu religioso de la Navidad fue sepultado hace tiempo por la comercialización. Pero no quiero apartarme del tema principal.
Esta Navidad es un buen momento para que los organizadores profesionales demuestren su creatividad y sus habilidades de gestión. Y necesitamos que nos levanten el ánimo, sobre todo este año.
¡Feliz Navidad!
TONY CAREY, CMP, CMM, es escritor premiado y ex miembro de Junta Directiva de MPI International. Para contactar con él envíele un correo electrónico a tonycarey@psilink.co.je o visite su sitio web www.tonycarey.info.
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Publicado
31/12/2008