Tras haber luchado durante años por hacer olvidar su fama de rudos y ‘peleones’, parece que los vinos de la Denominación de Origen Jumilla se van haciendo un hueco entre los grandes de nuestro país y más allá de nuestras fronteras con un merecido prestigio respaldado por la creciente calidad de unos caldos elaborados en la Vega Alta de la Región de Murcia.
La excepcionalidad de los vinos de esta tierra es bien conocida por la crítica, sumilleres e incluso bien informados aficionados, pero el público en general mantiene ciertos prejuicios, pues aún recuerda cuando los vinos jumillanos salían hacia Europa con altas graduaciones para ser mezclados con caldos locales ‘flojitos’ en su destino, bien fueran alemanes o suizos. Hace cerca de dos décadas que los productores murcianos se olvidaron de la venta a granel e hicieron una fuerte apuesta por vinos de calidad, equilibrados y ricos, para embotellarlos y ponerlos en el mercado con un alto valor añadido.
Y aquí tenemos el resultado. Incluso el reconocido gurú americano Robert Parker ha incluido en su prestigiosa lista una treintena de productos de esta tierra con las más altas calificaciones. Ahí están, por ejemplo, los 99 puntos de El Nido, una altísima puntuación que este caldo ya obtuvo en el año 2007, o los 96 registrados por Sierra Carche, de Casa de la Ermita.
La cuarentena de bodegas que forman esta Denominación de Origen tiene la culpa de esta revolución en la calidad de los caldos, entre las que podemos citar Bodegas Juan Gil, Luzón, Castillo de Jumilla o Pedro Luís Martínez. Pero no sólo ellas, la otra protagonista indiscutible para ganarse el reconocimiento del mundo vitícola español y mundial es la autóctona uva Monastrell, que adaptándose a un clima a menudo intempestivo, de mucho sol y escasísimas lluvias, ha sabido dar vinos potentes, expresivos y con una suavidad y redondez muy difícil de superar.
Sin lugar a dudas, los vinos de Jumilla son un valor en alza que vale la pena descubrir y disfrutar, y para quienes estén dispuestos a hacerlo bien de cerca, esta D.O., una de las más antiguas de nuestro país, cuenta con unas rutas del vino de calidad certificada que recorren pueblos de Albacete y Murcia, como Albatana, Fuente Álamo, Hellín, Ontur, Tabarra o Jumilla.
En la propia ciudad de Jumilla, que los árabes llamaron “La Bella”, se puede encontrar además de una buena parte de las bodegas que forman esta Denominación, un lugar encantador para visitar y vivir, una ciudad hermosa y tranquila que se vuelve bulliciosa con las Fiestas de La Vendimia, de Moros y Cristianos o la Semana Santa. Además de la ciudad –donde son muchos los lugares y destinos que por su riqueza cultural y monumental harán de su visita una experiencia única–, los amantes de la montaña dispondrán de la posibilidad de disfrutar de la Sierra del Carche, un parque regional protegido, paraíso de flora y fauna, donde tiene su inigualable enclave una de las bodegas que mejor trabaja la uva Monastrell.
Bodegas Casa de la Ermita es un referente regional en lo que a producción de vinos de alta calidad se refiere, además de una bodega que hace de la innovación su bandera. En ella, no sólo se dispone de una parcela experimental para trabajar con variedades de uva que no han sido cultivadas en esta zona de España o, algunos casos, en ningún punto del país, sino que en estas instalaciones fueron pioneros en la producción de vinos ecológicos, y ahora lo han sido en la de vinos de baja graduación alcohólica, que permiten adaptarse a los nuevos hábitos de consumo y normativas nacionales, sin perder un ápice del cuerpo y sabor de un vino clásico de alta calidad.
Image
Publicado
28/01/2009