Quizá una de las preguntas que hacen con más frecuencia los emprendedores sea la siguiente: "¿Cómo puedo conseguir financiación para mi empresa?"
Se trata, sin lugar a dudas, de una pregunta muy válida. Sin embargo, no es la primera pregunta que los emprendedores deben hacerse. En su lugar, deben preguntarse lo siguiente:
- "¿Conseguiré financiación para mi empresa?"
- "¿Merece financiación mi empresa?"
- "¿Cumplo los requisitos para solicitar financiación?"
- "¿Cómo puedo construir mi empresa sin financiación o postergando el tema?"
La pregunta sobre cómo conseguir financiación presupone que todo el mundo la podría conseguir, si solo supieran cómo. Así que todos los emprendedores buscan la fórmula mágica para la financiación empresarial y, cuando los inversores potenciales rechazan su solicitud, se preguntan qué han hecho mal.
He aquí la triste verdad: no todos los emprendedores cumplen los requisitos para la financiación. Hay que invertir mucho tiempo y esfuerzo en montar una empresa. Si buscas financiación antes de ocuparte de lo básico, estarás tirando piedras contra tu propio tejado.
En el presente artículo, voy a abordar los nueve hechos puros y duros sobre la financiación empresarial que, la mayoría de emprendedores que la buscan, suele pasar por alto.
Lista de comprobación para conseguir financiación empresarial
El punto en el que te encuentres en la creación de tu empresa dictará cómo debes abordar la cuestión de descubrir financiación para ella. Esta lista te ayudará a identificar en qué etapa te encuentras, a ver la financiación desde otra perspectiva y a prepararte para la tarea hercúlea de reunir capital para tu negocio.
Tu idea
Esto es el punto de partida, ese momento increíble cuando se te ocurre una magnífica idea para un negocio. Como he remarcado anteriormente, se trata de la parte más sencilla en el camino hacia la creación de una empresa. ¿Por qué? Pues, porque los inversores no apuestan por "ideas vírgenes", sino por "ideas que funcionan".
De lo que muchos emprendedores no se dan cuenta es que hay un abismo entre una "idea virgen" y una "idea que funciona".
Las ideas vírgenes: se trata de ideas cuya valía no se ha demostrado en el mundo real. Son ideas que no han triunfado en el mercado. Son aquéllas que no han sido avaladas con dinero de clientes reales; y cuando digo "clientes", no estoy hablando de los familiares y amigos.
Las ideas que funcionan: son aquellas ideas cuya valía sí se ha demostrado en el mundo real. Son ideas que han sido avaladas con dinero de clientes reales porque solucionan problemas reales. Una idea que funciona es aquélla que genera dinero o tiene potencial para hacerlo por la aceptación del mercado. El potencial para generar dinero se mide por el grado de aceptación del mercado,
Por poner un ejemplo, si acabas de garabatear una idea en un papel y crees que es pura dinamita, entonces tienes que hacer tus deberes antes de buscar financiación. Ningún inversor potencial te tomará en serio si no realizas primero una investigación de mercado y otros trabajos preliminares.
Según la Administración de Pequeños Negocios (SBA), se crean cerca de 600.000 pequeñas empresas al año en los EE.UU., y el número de "startups" financiados con capital riesgo está en torno a los 300. Esto significa que la probabilidad de que una nueva empresa corriente y moliente consiga financiación de capital riesgo es alrededor del 0,0005% (300/600.000), y también significa que el 95,95% de los emprendedores no la conseguirán en la fase inicial. A la mayoría de las fuentes de capital riesgo les gusta invertir en empresas, una vez que hayan mostrado su potencial y, por lo tanto, se haya reducido el riesgo.
Se trata de uno de los principales motivos por los que la financiación no debe ser prioritaria para los emprendedores. En primer lugar deben preguntarse lo siguiente: ¿qué problema soluciona mi idea y para quién?
Hay que validar las ideas en el mundo real. Y ¿hay mejor manera de conseguirlo que probarlas con clientes reales?
Tus clientes
Si a los inversores solo les interesan las "ideas que funcionan" –ideas que han sido avaladas con el dinero de tus clientes–, entonces querrán saber quiénes son tus clientes. ¿Quiénes son? ¿Dónde se encuentran? ¿Cómo llegarás a ellos?
Éstas son las primeras preguntas a las que tendrás que responder. Es una tarea que debe ocupar la mitad de tu tiempo. El motivo por el que los inversores apuestan por "ideas que funcionan" es porque saben que, por muy brillante que sea tu idea, si a nadie le gusta lo suficiente como para pagar por ella, entonces no servirá para nada.
El propósito fundamental de cualquier negocio es prestar un servicio al cliente; los negocios ganan dinero al solucionar los problemas de sus clientes. Así que si tu negocio no dispone de una base de clientes antes de buscar financiación, entonces tu idea no es viable. Por lo tanto ni te molestes en buscar financiación.
Tu pasión
La prueba más obvia de una "idea que funciona" es la pasión que demuestra el emprendedor al que se le ha ocurrido. No debes decirles a los inversores potenciales cuánto te apasiona tu idea, ya que no lo percibirán o, al menos, no lo relacionarán con el trabajo que has invertido para hacer que funcione en el mundo real.
Un plan de negocio exhaustivo no comunica tu pasión y tampoco lo hace la forma en la que está redactado. Lo que sí comunica tu pasión es lo que has hecho para hacer que tu idea funcione. Son los resultados reales lo que comunica tu pasión. Como he dicho siempre: ver para creer; deja de contármelo; ¡demuéstramelo!
Por lo tanto, antes de empezar a buscar financiación, pon a trabajar tu pasión creando los productos/servicios que ofrece tu negocio a cambio del dinero de los clientes. No te limites al desarrollo de productos, sino que debes probar tus productos/servicios en el mundo real y obtener toda la retroalimentación posible de tus clientes a fin de poder mejorarlos. Lo peor que te puede pasar como emprendedor es plantarte ante los inversores con solo tu "idea virgen". La prueba de tu pasión es la creación de productos/servicios en los que la gente en el mundo real ha demostrado interés. La pasión no es pasiva, sino activa; lo que significa que la comunicas a través de la cantidad de trabajo que inviertes en optimizar tus ideas y en ponerlas a prueba.
Tu dinero
No puedes esperar obtener financiación para tu negocio sin aportar, tú mismo, buena parte del capital. Según un estudio reciente sobre las fuentes de financiación empresarial realizado por la Oficina del Censo de los EE.UU., el 60,3% de la financiación empresarial proviene de los ahorros personales y solo un 0,4% de los capitalistas de riesgo.
Sé que te puede sorprender, pero es una verdad como una catedral. Contrariamente a las creencias populares, los inversores no apuestan por la idea de un emprendedor que no haya hecho todo lo posible para hacerlo realidad. De hecho, hay un refrán popular que lo respalda: "Obras son amores y no buenas razones".
Por lo tanto, entre el 25 y el 50% del capital que requieres para montar tu negocio debe salir de tu propio bolsillo. Esto demuestra a los prestamistas e inversores potenciales que estás dispuesto a asumir parte del riesgo y que estás comprometido con el éxito de tu negocio.
Tu tiempo
Al margen de la inversión económica que has realizado, los inversores potenciales también quieren saber cuánto tiempo has invertido personalmente en tu negocio. Éste es uno de los motivos por los que suelo decir a los emprendedores en potencia que dejen sus trabajos y se dediquen, a tiempo completo, a perseguir sus sueños empresariales. Sé que puede parecer muy duro, pero lo creo de veras; ¿en quién apostarías tu dinero: en alguien que persigue su sueño a tiempo parcial o en alguien que se dedica cuerpo y alma a conseguirlo? De hecho, ¿quién tiene más probabilidades de éxito: un emprendedor a tiempo parcial o uno a tiempo completo?
Tus expectativas
Reunir capital no es un proceso rápido y sencillo; requiere tiempo. Puesto que estarás ocupado reuniéndote con inversores potenciales y redactando presentaciones, tendrás menos tiempo para dedicarte al crecimiento de tu negocio. Con la financiación empresarial no se trata simplemente de reunir el dinero de los inversores. Desde el principio, tendrás que tener muy claras tus expectativas.
¿Cuáles son de veras los objetivos de tu negocio? ¿Quieres intentar construir una empresa sin ayuda? O ¿quieres construir la siguiente marca líder en tu sector?
Como fundador, tendrás que ceder una parte de tu empresa a los inversores a cambio de capital y recursos. Por lo tanto, debes andar con cautela a la hora de decidir quién va a ayudarte a hacerla crecer. En el plano personal, ¿serás mentalmente capaz de informar a los capitalistas de riesgo y a celebrar reuniones de la junta directiva? ¿Podrás aceptarlo si, en el futuro, la junta directiva decida que no eres la persona idónea para liderar la empresa?
Son preguntas que tendrás que hacerte con antelación.
Si tu motivación principal es convertirte en tu propio jefe, entonces no quieres un inversor que tenga una participación mayoritaria en tu negocio y, a su vez, tome las decisiones. Un inversor con una participación sin voto sería más apropiado.
Si, por lo contrario, la creación de un nuevo producto/servicio es tu principal motivación, entonces es probable que necesites encontrar a un inversor con experiencia en la gestión para ayudarte a hacer crecer tu negocio, a cambio del control sobre la gestión.
Tu carácter
Los inversores no invierten en los negocios, sino en la gente. ¿Por qué? Porque el dinero no hace funcionar a los negocios, sino la gente.
Tu carácter como emprendedor puede afectar y afectará a tu capacidad para conseguir financiación para tu empresa. Lo he subrayado muchas veces: los negocios no son distintos a la vida, sino una extensión de la misma. Lo que haces en tu vida privada se refleja en tu negocio. ¿Por qué? Porque los negocios se construyen sobre las relaciones.
Si tienes un carácter cuestionable, esto se hará patente en tus relaciones profesionales. No es de sorprender que se diga que la integridad es un capital social. ¿Puede la gente confiar en ti? ¿Mantienes tu palabra? ¿Pagas tus deudas con celeridad? ¿Eres transparente y responsable? ¿Eres disciplinado? ¿Eres una persona con valores?
A la hora de buscar financiación para tu negocio, al igual que lo demás en la vida, tu carácter te precede. Es como el humo que se percibe mucho antes de percatarse del incendio. Así que debes cuidar mucho de tu carácter; ¡es un capital social que se puede convertir en dinero!
Tu red
Los inversores no esperan que construyas solo tu negocio. Las responsabilidades de construir un negocio exitoso pesan más que las habilidades y competencias de un individuo. Por ello, los inversores solo invertirán en empresas que cuenten con un equipo de gestión o unos socios cohesionados. ¡Ningún inversor apostaría por una sola persona!
Antes de comenzar a buscar financiación para tu empresa, debes rodearte de una red, un equipo, unos socios o una asociación de individuos competentes que compensen tus deficiencias empresariales.
Tu marca
Los inversores reciben miles de ideas cada día. Lo irónico es que la mayoría de esas ideas se ha tomado prestada de empresas existentes. Para llamar la atención y conseguir financiación, tu idea para un negocio ha de diferenciarse estratégicamente de toda la competencia existente en el mercado. Se trata del arte de branding.
Una marca es un producto/servicio significante, único (diferente) y útil (que marca la diferencia).
Una de las razones por las cuales empresas como Apple, Microsoft, Facebook y Google consiguieron financiación fue en gran parte gracias a su marca. No eran empresas "clónicas", sino se diferenciaban estratégicamente de otros productos similares en el mercado.
Otro aspecto importante del branding es el marketing. No es suficiente ser único y útil, sino que hay que comunicar continuamente al mercado dicha unicidad y utilidad. ¿Para qué sirve una marca desconocida?
Por lo tanto, además de ser significante, hay que ser visible.