Jugar significa meterse en un papel que no es el que se desempeña cada día, creérselo de verdad y actuar en consecuencia; significa ser capaz de sumergirse en una realidad diferente para vivir una vida que, en ese momento, es, en un 80%, la propia realidad y por eso se juega.
“En un mundo lleno de coachings, teambuildings y trainers, tenemos que reconocer algo: ¡jugamos como los niños!” afirma Juanjo Valderrama del área de calidad de gottraining, empresa de marketing experiencial y team building radicada en Sevilla. “Estamos cansados de escuchar a gente hablar de actividades que enmascaran lo que realmente hacen detrás de palabras que pretenden significar lo mismo pero con chaqueta y corbata. A nosotros no nos importa reconocerlo, de hecho estamos orgulloso de ello: ¡jugamos!”
“Una persona con experiencia en una tarea ha tenido tiempo de asimilarla plenamente y de encontrar y solventar gran parte de los problemas que pueden surgir. Aquello que hemos vivido se graba en nuestro cerebro mejor que nada que nos haya explicado nadie, por más tiempo y esfuerzo que se haya dedicado a ello. Y es eso en lo que se basa el juego; jugar constituye un modo de ejercitar el cerebro para actuar en una situación futura, es una forma de casi vivir una historia, de modo que cuando ocurra de verdad ya lo habremos vivido una vez, tendremos experiencia y sabremos como responder y por eso ¡jugamos!”
“Quizás de este modo pueda parecer serio, pero es que jugar es algo muy serio”, puntualiza. “Metodología socioafectiva, aprendizaje significativo, vivencia experiencial... “
