Si las nuevas tecnologías se implementaran adecuadamente, esto podría contribuir en gran medida a proporcionar a los delegados más opciones para conectarse los unos a los otros.
No me suele gustar que la tecnología interfiera con los eventos en vivo. Para un teórico de los medios y un entusiasta del networking, soy un poco cascarrabias a la hora de mediatizar cualquiera de las pocas interacciones cara a cara que nos quedan en este mundo hipermediatizado. Por ello suelo oponerme al uso de PowerPoint durante las presentaciones y critico a los anfitriones de conferencias que mandan proyectar tuits en tiempo real en una pantalla situada justo detrás del ponente mientras realiza su presentación.
Pero cuando mi viejo amigo David Bennahum, ex editor de Wired, me enseñó su nueva plataforma de tecnología, Punch, me di cuenta de cómo –en algunos casos raros– la tecnología podría mejorar en gran medida los eventos.
Punch nació de una idea para una revista de humor para el iPad. En lugar de proporcionar el tipo de contenidos que ya vemos en las revistas impresas, a Bennahum se le ocurrió que el iPad podría tener una revista "nativa" con pequeñas aplicaciones y rompecabezas. Al igual que se podría decir que Saturday Night Live y The Colbert Report son programas de humor hechos para la televisión, Punch tendría contenidos políticos y satíricos hechos para el iPad.
Pero mientras que él y su equipo desarrollaron la aplicación para la revista, descubrieron que no existía ninguna herramienta de publicación de fácil uso. Hicieran lo que hicieran, tendrían que hacerlo empezando desde cero, una y otra vez. Es por este motivo que no existen más proyectos como éste y por el que no hay más gente utilizando las aplicaciones para teléfonos inteligentes y tabletas para cosas como los eventos en vivo.
Así que el equipo de Punch empezó a desarrollar una serie de plantillas para cada aplicación que creaba, además de una interfaz por medio de la que se podían configurar con facilidad, rellenar de contenidos nuevos y publicar dentro de la aplicación más grande, y todo en tiempo real. Fue entonces cuando se dieron cuenta de que habían creado algo mucho más importante que una revista de humor; habían creado una plataforma de publicación para tabletas y teléfonos inteligentes.
En una media vuelta clásica, de una editorial de revistas Bennahum convirtió su empresa en una plataforma tecnológica. Punch ya opera como servidor y servicio vía los que las empresas pueden crear sus propias aplicaciones y dotarlas de contenidos en tiempo real, sin la necesidad de recurrir a un programador. Significa para el desarrollo de aplicaciones lo que Blogger para los weblogs o Wordpress para los sitios web.
Y mientras que Bennahum se entrevista con editoriales tradicionales y empresas mediáticas para hablarles sobre las posibilidades de entrar en el espacio de las tabletas, pienso que brinda más oportunidades a los usuarios transitorios como los que trabajan en el sector de congresos y reuniones. Las grandes editoriales disponen de sus propios departamentos de tecnología y desarrolladores y un orgullo lo suficientemente grande como para querer hacerlo ellas mismas. La gente relacionada con el sector de congresos y reuniones está ocupada y no necesita contratar a tiempo completo a un equipo de desarrolladores de software. Sin embargo, mientras veía el vídeo de demostración de Punch pensé que sí necesitan una herramienta de publicación en tiempo real que sea fácil de usar.
Al igual que la mayoría de las conferencias, en la última convención multitudinaria a la que asistí, a cada asistente se le entregó un catálogo y programa impresos de unas 100 páginas. Era bonito y lleno de colorido, pero muy difícil de usar, sobre todo porque estaba lleno de pequeños trozos de papel que servían para actualizar varias partes del plano de planta, añadir los nombres de los últimos patrocinadores, corregir errores tipográficos y anunciar a nuevos ponentes. Tuve que ir y venir del índice de ponentes al mapa y al programa para intentar enterarme de algo y terminé vagando por el espacio sin rumbo fijo.
Si dicho catálogo hubiese sido una aplicación, no sólo se habrían gestionado automáticamente todas aquellas actualizaciones, sino que también se podría haberlo enlazado todo entre sí. El plano de planta del espacio habría sido interactivo. Al hacer clic en la ubicación de un stand, al usuario se le habría llevado al sitio web del expositor o a su agenda de citas o a un anuncio o a cualquier otra funcionalidad (por la que habría pagado el expositor). En el programa se podría haber indicado quiénes iban a asistir a qué o se podría haber incluido un vídeo que habría permanecido allí una vez concluido el evento. A los delegados se les podría haber ofrecido la opción de "estar localizables" para otros asistentes vía GPS o la triangulación Wi-Fi, de pedir el almuerzo o de realizar reservas (en restaurantes que habrían pagado por el privilegio de llegar a los delegados), y así sucesivamente.
Evidentemente las posibilidades son innumerables. Lo único que ha frenado dichas posibilidades, hasta la fecha, ha sido lo difícil que sería para los organizadores de una conferencia desarrollarlo. En la actualidad, es igual o más fácil que imprimir un catálogo; y es probable que constituya una fuente de ingresos igual de robusta o más. Incluso se puede lanzar con meses de antelación, permitiendo así que se llene gradualmente de contenidos, a medida que se realizan reservas, para luego volver a utilizarlo el año siguiente.
En tanto que sigo estando en contra de permitir que la tecnología interfiera en los eventos, mide un abismo entre la sustitución de las interacciones en vivo por las nuevas tecnologías y la de la tecnología anticuada por la nueva. Como mínimo, la última proporcionará a los asistentes más formas de encontrarse y, una vez que se hayan encontrado, más tiempo para interactuar. One+
Sobre el autor
Douglas Rushkoff es ponente y escritor sobre la comunicación, los valores, la cultura y las organizaciones. Su último libro se titula, Program or Be Programmed: Ten Commands for a Digital Age. Para contactar con él visite su sitio web: www.rushkoff.com.
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Publicado
12/11/2012