Italia y los Países Bajos cobran los impuestos más altos; los países del Este, los más bajos; mientras que España se encuentra en un nivel intermedio
Desde que apareció el coronavirus, ciertas voces han reclamado con insistencia que se retirase la tasa turística en las comunidades autónomas españolas que la cobran: Cataluña y Baleares. Sin embargo, un análisis detallado del resto de países europeos revela que se trata de una herramienta popular que, además, no ha desaparecido con la COVID-19.
“Las tasas turísticas están generalizadas en el Sur de Europa y antes del impacto de la COVID-19 notamos que varios destinos españoles habían considerado introducir un impuesto de estas características”, explica a AGENTTRAVEL el Policy Manager de la Asociación Europea de Turoperadores (ETOA, por sus siglas en inglés), Simon Smith.
La asociación, que analiza pormenorizadamente las tasas turísticas en el continente europeo, ha observado que en este contexto “algunos destinos han suspendido o diferido la introducción de un impuesto” de esta índole. Sin embargo, han percibido también “aumentos en las tarifas de Cataluña” y señalan que “el recargo en Barcelona está programado para el 1 de enero de 2021”.
Actualmente, Cataluña cobra a sus visitantes entre 0,45 y 2,25 euros por noche, con un máximo de siete noches; mientras que Baleares ha establecido un impuesto de 0,50 a 4 euros por persona y noche con una reducción del 50% a partir de la octava noche. España se encuentra entre los países europeos que cobran una tasa turística de nivel medio.
Si nos fijamos en los países vecinos, Portugal cuenta con una tasa de entre uno y dos euros por persona y noche, hasta un máximo de siete, mientras que Francia se sitúa al nivel de nuestro país, con impuestos que oscilan entre los 0,20 y los 4 euros por persona y noche. También Grecia aparece en esta franja impositiva (entre 0,50 y 4 euros).
Los países de Europa del Este, en concreto, Lituania, Polonia, República Checa, Eslovaquia, Hungría, Rumanía, Bulgaria y Croacia, cobran tasas menores de dos euros y cabe destacar que los países nórdicos, el Reino Unido y ciertos países balcánicos no han impuesto obligaciones fiscales a sus visitantes.
En el otro lado de la balanza se encuentra Italia, que puede llegar a cobrar hasta 10 euros por persona y noche en sus ciudades más saturadas –Venecia y Roma–. Países Bajos (hasta 5,75 euros), Alemania (hasta cinco euros o un 7,5% de la tarifa), Bélgica (hasta 4,24 euros) y Suiza (hasta 4,65 euros) completan el ranking de los destinos con mayores tasas turísticas.
Baleares y Cataluña, ejemplos de transparencia
Para Smith tanto Baleares como Cataluña son “buenos ejemplos de destinos transparentes en el uso de los ingresos derivados de la tasa turística”. En su opinión, los destinos deben especificar los proyectos concretos en los que reinvierten el beneficio de estos impuestos y tanto Baleares, que informa a través de su web, como Cataluña, que hace lo propio mediante notas de prensa, cumplen este objetivo de manera adecuada.
Asimismo, Smith considera que para que una tasa sea exitosa, el país que la impone debe avisar con antelación de los aumentos que pueda experimentar la misma, tal y como hace Croacia, que cuenta con una ley específica que obliga a anunciar cualquier cambio en las tarifas antes de finales de enero del año en curso. “Se agradece la consulta con el sector turístico y la notificación de los cambios propuestos”, añade.
Al contrario que Croacia, Smith apunta que el cambio de criterio de Ámsterdam en lo que se refiere a la tasa turística, cuyo importe combina un porcentaje de la tarifa de la habitación y una cantidad fija –es el único destino en Europa que opta por este modelo híbrido–, ha causado “confusión en la industria”.
Además de la transparencia de cara a los ciudadanos y la abundancia de información para los visitantes, factores de éxito de la tasa, tal y como señala Smith, ciertos destinos ofrecen pequeños beneficios a los turistas que pagan el impuesto. Es el caso de Suiza, que entrega tarjetas para utilizar el transporte público y en Basilea y Lucerna incluye acceso gratuito a la red wifi y entradas con descuento a atracciones.
¿Efecto disuasorio?
Adicionalmente, Smith considera que los destinos deben “tener en cuenta el efecto acumulativo de las tasas turísticas cuando se combinan con otros impuestos en destino, como el IVA y los cargos de acceso a la ciudad, así como en los recorridos multidestino”. En otras palabras, es conveniente analizar las consecuencias de un impuesto de estas características antes de ocasionar los efectos disuasorios en la demanda sobre los que alertan ciertos actores del sector turístico.
En cualquier caso, el experto de ETOA no cree que los destinos opten por la imposición de tasas turísticas como herramienta para frenar la saturación, sino que su objetivo mayoritario “es financiar servicios como infraestructura, promoción o servicios turísticos”. Más aún, ETOA sentencia que no tiene evidencias de que “la tasa turística sea una herramienta eficaz de gestión de la demanda”, a pesar de que existan destinos “con tarifas reducidas en temporada baja o dependiendo de la ubicación del alojamiento en una ciudad”.
Dadas las circunstancias actuales, la asociación reconoce que especialmente los organismos de locales “pueden depender de los ingresos fiscales para la financiación de un destino” y, en este sentido, las tasas turísticas pueden jugar un papel determinante. No obstante, Smith pone el foco en la “necesidad de simplificar los impuestos y ubicar los ingresos de manera justa”, una tarea que parece estar emprendiendo la Comisión Europea mediante la revisión del régimen especial de IVA para agentes de viajes y turoperadores.
“Ahora más que nunca, es necesario que un DMC con sede en Barcelona, digamos, pueda competir eficazmente con una empresa con sede fuera de la Unión Europea que busca empaquetar productos para su reventa”, concluye Smith.
Créditos https://www.agenttravel.es/noticia-039568_La-tasa-turistica:-una-herramienta-popular-en-Europa-que-no-desaparece-con-la-COVID-19.html