Las asociaciones hoteleras temen un desplome del negocio si la crisis sanitaria se alarga
El aplazamiento de las Fallas de Valencia, que dejan en la ciudad un impacto de unos 700 millones de euros, han sido el último aldabonazo, pero el sector turístico, probablemente más que ningún otro, tiembla con el coronavirus. A medida que la epidemia avanza y con ella las medidas de contención y restricción de movimiento, los empresarios del sector ven esfumarse reservas y negocio, a poco menos de un mes de que la Semana Santa dé la salida a la temporada alta, y piden medidas de apoyo. La preocupación va en aumento, agravada por la incertidumbre sobre la posible duración de la crisis.
Luis Martí, presidente del Gremio de Hoteleros de Valencia, no confía demasiado en el aplazamiento de las Fallas. “¿Cuándo van a ponerlas, en agosto, cuando la ocupación ya es alta? No tendría sentido. Y además, cama no vendida es cama perdida”, señala, dando por hecho que el “problema es ahora”. El gremio valenciano aún no ha recopilado demasiados datos, pero Martí se arriesga: “El año pasado en Fallas llegamos al 97% de ocupación. En estos momentos, esa cifra puede caer en 40 o 50 puntos como poco”, lamenta. “La situación es muy difícil, el impacto económico va a ser muy importante”, señala, a su vez, Rafa Ferrando, secretario general de la Federación de Empresarios de Hostelería de Valencia.
Pero Valencia no es el único punto negro. En Madrid, donde se concentran más de la mitad de los casos de coronavirus de España, la ocupación hostelera se ha desplomado al 15% en el mes de marzo, frente a un 70% de media registrado el año pasado en las mismas fechas, según datos difundidos este miércoles por la Asociación Empresarial Hotelera de Madrid, que calificó la situación de “extremadamente grave”. Añadía el gremio madrileño que ya se están registrando pérdidas de empleo y que éstas se incrementarán “a medida que continúe decreciendo la actividad turística en Madrid y la crisis sanitaria siga agudizándose”. Según sus datos, con España convertida en país de riesgo, cancelan más los extranjeros. Fuentes oficiales señalaron ayer que se anulan más viajes de Europa y Asia que de América, según los datos recabados de diariamente de las 33 oficinas de turismo de España en el exterior.
Pocos se atreven a dar cifras, en muchos casos porque no las tienen recopiladas, debido a que las decisiones que más afectan a la movilidad de las personas son de esta misma semana, como la decisión de cerrar colegios en Madrid o País Vasco, la suspensión de las Fallas o la prohibición de recibir vuelos de Italia. Pero con la Semana Santa a las puertas cunde el pesimismo y se reza por que la crisis sea lo más corta posible.Y al tiempo, se reclama a las autoridades (estatales, autonómicas y locales) medidas de apoyo económico.
Ramón Estalella, secretario general de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (Cehat), se resistía ayer a dar por perdida la Semana Santa, aferrándose a la “poca memoria” que tiene el sector turístico. Confió en que “cuando empiece a haber noticias positivas todo se da la vuelta". Su asociación aún no cuenta con datos como para cuantificar el volumen de cancelaciones, pero ayer admitió una “gigantesca crisis de confianza como consecuencia de una crisis sanitaria gravísima".
El segmento especializado en eventos y congresos (MICE, en sus siglas en inglés), es el más afectado. Y, en general, se nota una ralentización de las reservas para más adelante respecto a otros años. Ana Alonso, responsable de Escapadarural.com, aseguró a este periódico que este segmento, que se nutre más de nacionales que reservan con menos antelación, de momento solo han registrado caídas en el tráfico de la web. Alonso resume la la incertidumbre que reina en el sector. “De un día a otro, todo cambia”.
La situación mereció la reunión este miércoles del Consejo Español de Turismo, un órgano asesor del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo que incluye a patronales, sindicatos, Cámaras de Comercio y profesionales del sector y a la secretaria de Estado de Turismo, Isabel Oliver. El Gobierno escuchó en ese foro las demandas del sector, fundamentalmente ayudas económicas en forma de aplazamiento de pagos (cuotas de la Seguridad Social, impuestos o tasas), la paralización de nuevos impuestos en el horizonte (impuesto aéreo), créditos blandos y flexibilidad. Todo, para garantizar la liquidez de las empresas, para que puedan ir haciendo frente a sus obligaciones y no se vean abocadas al cierre. En el ámbito laboral, los hoteleros y otros empresarios turísticos pidieron “rapidez y agilidad” en la tramitación de los ERTEs, los expedientes temporales de regulación de empleo.
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