Cómo planificar y organizar una boda
Las 10 cosas que debes hacer a la hora de organizar una boda
- Boda civil o religiosa. Decide junto con tu pareja si lo que queréis es una boda civil o religiosa. Ambos tipos de boda entrañan cierto papeleo y, aún más, si uno de los contrayentes no es español. Además, si os decidís por una ceremonia religiosa, no hay que olvidarse del "cursillo matrimonial".
- Flexibilidad en fechas para mejores presupuestos. Algunas parejas tienen muy claro la fecha en la que quieren casarse o al menos el mes o la estación. No obstante, es aconsejable cierta flexibilidad si hay un tope de presupuesto, ya que habrá fechas no tan solicitadas y por lo tanto más asequibles. Este punto es especialmente importante cuando hay una lista de invitados muy larga, imposible de reducir, y un presupuesto limitado.
- Elegir la ciudad donde celebrar la boda. Una vez decidido el tipo de boda y la fecha, tenéis que elegir el lugar. Es siempre mejor escoger el lugar de residencia de uno o ambos contrayentes, porque el papeleo es más sencillo. Aunque puede que queráis casaros en otro lugar que no sea el de vuestra residencia por muchos motivos. Es importante sopesar los pros y los contras antes de tomar esta decisión, porque no todos los invitados podrán o estarán dispuestos a desplazarse, sobre todo si la boda se celebra en un día laborable.
- Lugar de celebración del convite. Ahora hay que elegir el espacio para el convite. Hay muchas opciones, desde restaurantes con salones, hasta haciendas, fincas, cortijos o masías especialmente adaptadas a la celebración de bodas (algunas disponen hasta de capilla y en casi todas ellas se pueden celebrar bodas civiles), pasando por espacios con un encanto especial, como pueden ser junto un lago, en un bosque, en un pazo gallego, encima de un acantilado e incluso en un invernadero… la elección es tuya; sobre gustos no hay nada escrito. Pero debéis ser previsores. Si decidís por un espacio al aire libre, debéis contar con un plan B, no sea que las inclemencias meteorológicas arruinen el día (más feliz de vuestras vidas).
- Innova con la lista de bodas. Muchas parejas todavía eligen una lista de bodas, pero si se trata de segundas nupcias o los contrayentes llevan un tiempo independizados o viviendo juntos, es poco probable que necesiten el tipo de regalos que ofrecen las listas de bodas. Por lo que se puede innovar. El dinero contante y sonante casi siempre viene bien, aunque también hay otras opciones. Actualmente hay muchos sitios web que organizan alternativas, como una luna de miel o simplemente un viaje, una cena en un restaurante de tres estrellas Michelin u otras experiencias con un toque de lujo. Lo único que tienen que hacer los invitados es entrar en la web en cuestión y hacer un donativo en efectivo.
- Envía invitaciones con suficiente antelación. Después de elegir el lugar y la fecha, conviene enviar pronto las invitaciones (hoy en día, hay modos más asequibles o gratuitos de avisar a la gente, como, por ejemplo, por SMS o WhatsApp o con un post en los medios sociales, aunque ciertamente menos formales y poco aconsejables) a fin de saber con exactitud cuántas personas asistirán.
- Catering para tu boda. Casi todos los espacios más convencionales disponen de un servicio catering o al menos trabajan asiduamente con uno. También se organizan degustaciones de los menús disponibles y es recomendable que busques un hueco para acudir junto con tu pareja a fin de evitar sorpresas desagradables.
- Cómo y con quién sentar a los invitados. Uno de los aspectos más importantes es cómo y dónde sentar a los invitados. Esto no plantea problema alguno si el formato elegido es de recepción o cóctel, donde los invitados podrán alternar con quién les dé la gana. Pero no así en un banquete de mesa y mantel. Lo normal es sentar juntos a las personas de la misma familia, a los amigos de uno u otro de los contrayentes y a los colegas del trabajo; total, siempre pueden alternar después de la comida durante el baile y la barra libre. No obstante, merece la pena dedicar tiempo a estudiar el plano del espacio con tu pareja. En caso de duda –invitados que son difíciles de clasificar– es mejor preguntar a alguien que los conozca mejor.
- Ayudar con desplazamiento y alojamiento para los invitados. Si has elegido un espacio alejado de la ciudad, es siempre una buena idea ofrecer a los invitados la posibilidad de desplazarse en autocar. Nadie quiere que le pongan una multa, con la consecuente pérdida de puntos del carnet, o algo peor. Y una boda a palo seco no es muy divertida, siempre y cuando no seas abstemio. Y si muchos de los invitados vienen de fuera, si elegís una finca o masía, que sea una con alojamiento o con un hotel cerca.
- Si no tienes tiempo, contrata a un profesional para la gestión de tu boda. Hay bastantes más cosas que hay que tener en cuenta, así que si te asusta la logística o simplemente no dispones de tiempo, acaso sea una buena idea dejarlo todo en manos de un organizador de bodas profesional.
Las 10 cosas que no debes hacer a la hora de organizar una boda
- No elijas un lugar muy aislado para celebrar tu boda. No escojas un destino donde Moisés dio las tres voces, a no ser que la idea sea celebrar la boda en petit comité, porque no va a asistir prácticamente nadie.
- No organices nada hasta no determinar el presupuesto. No te pongas a organizar tu boda sin haber establecido primero un presupuesto bien equilibrado (un vestido de novia de alta costura deslumbra, cierto, pero los sándwiches mustios y las patatas fritas de marca blanca no te dejarán en muy buen lugar). No tienes por qué calcularlo todo hasta el último céntimo, pero sí necesitas fijar un tope para cada partida.
- No infles la lista de invitados. Si no dispones de un presupuesto muy holgado, no te pongas a invitar a todo el mundo que conozcas. Por muy difícil que te parezca, has de priorizar. Raramente se puede dejar fuera a los familiares más cercanos o a los amigos del alma, pero tampoco es tan complicado reducir la lista a los más imprescindibles. Desde luego, lo que queda fatal es inflar la lista de invitados, con la esperanza de recibir el mayor número posible de regalos, y que luego falte comida y bebida. La calidad siempre debe primar sobre la cantidad.
- No invites a tu ex-pareja. No invites a tu ex, por muy noble que te parezca el propósito; experimentos de este tipo suelen terminar mal. Y, dicho sea de paso, es mejor no avisar a ese familiar cargante que casi todos tenemos, porque junto con tu ex, terminará amargándole la velada a más de uno.
- No dejes la listad de invitados en manos de tus padres. No dejes la lista de invitados en manos de tus padres o los de tu pareja, porque, entre otras sorpresas, estará el pelma. Si los padres de ella se encargan del convite, como mandan los cánones, deja claro que esto no les da el derecho para invitar a quién les venga en gana.
- Revisa si hay niños que asistirán al convite. No permitas que los invitados lleven a sus niños si el espacio no dispone de una zona especial para ellos y alguien que les supervise. Los niños ajenos suelen ser entrañables solo durante la primera media hora.
- No permitas bromas de mal tono, el día de tu boda no es la despedida de soltero/a. Deja meridianamente claro a tus invitados más alborotadores que no se permite bajo ningún concepto las bromas soeces o de mal gusto durante el convite; que las reserven para la despedida de soltero/a. Y, hablando del tema, no caigas en la tentación de celebrarla justo la noche anterior a la boda: casi todo el mundo ha visto "Resacón en Las Vegas". Tigres aparte, una simple gastritis puede convertir el día (más feliz de tu vida) en una auténtica pesadilla para ti, tu pareja y los demás; además, el sorbete de champán no sabe igual después de la ingesta de cantidades industriales de Almax. (Nota: que con tomarse un omeprazol antes de correrte la juerga de tu vida, estarás como una flor en primavera la mañana siguiente es lo que es: una leyenda urbana).
- No dejes la fotografía en manos de un amigo. No dejes el tema de la fotografía en manos de un amigo dispuesto y con ganas, salvo que sea su profesión o se le conozca por sus dotes de fotógrafo y se lo tome en serio; y menos aún cualquier grabación de vídeo, hay muchos y buenos profesionales para esto. Para fotos menos informales, ya están los invitados que bombardearán tu cuenta de correo electrónico con las miles de instantáneas y "selfies" que tomarán durante el día (y la noche) con sus cámaras digitales y smartphones.
- No olvides saludar uno por uno a todos los invitados. No te olvides de saludar a todos los invitados, aunque no los conozcas o no te caigan especialmente bien, pero ¡procura que no se cuelen en la fiesta desconocidos gorrones!
- No seas tacaño con las bebidas ni monótono con la lista de música. No seas tacaño con la barra libre si entra en tu presupuesto (tú conoces mejor a tus amigos y sabes cuánto beben) y en otros casos invita al menos a la primera ronda. Y, en cuanto a la música, no tortures a tus invitados con una selección monotemática; que haya variedad.
Y finalmente, no vayáis de luna de miel al Caribe en agosto, septiembre u octubre. Suele haber huracanes o lluvias torrenciales. Y hay unas ofertas fabulosas: ¿por qué será?
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