Hace una década, el popular libro de John Grey Los hombres son de Marte, las mujeres de Venus se ensalzaba como una obra de lectura obligada en Inglaterra. Exploraba de forma amena las diferentes pautas de conducta de los hombres y las mujeres a fin de ayudarles a comprender el mundo diferente en el que vive cada sexo. El hecho de que la mayoría de abogados matrimonialistas (¡incluyendo al mío!) de este país conduce un Aston Martin me hizo poner en tela de juicio el éxito de su propósito. De todo modos –sea cual sea tu opinión sobre los argumentos que esgrime– el libro plantea una cuestión que justifica la realización de un nuevo análisis en el mundo experiencial de las reuniones.
El libro de Grey se centra en las diferencias entre los hombres y las mujeres, pero te desafío a que examines cómo cada ser humano con el que interactúas vive en un mundo de diferentes experiencias. Dichas experiencias conducen a distintos pensamientos y sentimientos y, finalmente, afectan la conducta de cada uno de nosotros.
Mientras que la ciencia no puede demostrar que nuestros sentidos nos proporcionan a todos la misma experiencia –¿puedes afirmar a ciencia cierta que el color rojo que ves tú es el mismo rojo que veo yo?–, lo que quiero que consideres son los sentimientos que albergamos sobre nuestras experiencias. Tales sentimientos dependen de poderosos filtros basados en nuestros valores y creencias. Dichos filtros se desarrollan con el tiempo y están influenciados por la programación social a la que estamos expuestos a través de nuestros padres, educación y cultura. Si desarrollas esta comprensión, esto puede garantizar que el próximo evento que organices será el mejor hasta la fecha.
Como profesional del sector de eventos y reuniones, sospecho que sabes perfectamente lo que constituye una reunión “exitosa”, pero lo que importa de hecho es la opinión de los delegados, y si sus criterios y los tuyos son polos opuestos, tendrás un problema. A pesar de que fue la música del primer baile de tu boda, no todo el mundo compartirá tu entusiasmo al escuchar Bat Out of Hell de Meatloaf en la sesión de apertura, o que, debido al peso que has perdido recientemente gracias a una dieta estrictamente orgánica, acogerán los palitos de zanahoria y apio con el frenesí que esperabas.
Consideremos los criterios humorísticos: mientras hacía una presentación sobre este mismo tema en la Gulf Meetings and Events Conference de MPI, celebrada recientemente en Abu Dhabi, conté el chiste más gracioso del mundo; humor británico hilarante, mondante y auto-denigrante. O ¿realmente fue así? El silencio sepulcral con el que la audiencia me premió, junto con sus expresiones vacías y perplejas, me hizo considerar que en ese preciso momento no compartíamos los mismos criterios en cuanto al humor, lo que demostraba el principal objetivo de la sesión.
Nuestros criterios sobre lo que constituye una reunión exitosa, así como cientos de otras experiencias, tales como un “buen” chiste, la conducta “apropiada” e incluso la “buena” apariencia, son desde luego totalmente subjetivos y se basan en gran medida en la programación social.
Después de perfilar las ventajas de simpatizar con los ideales de otros, debo señalar que atender a todos ellos no es realista. Como conferenciante, es esencial que yo, también, sea consciente de los diferentes valores de los miembros de la audiencia. Aplico una regla bien sencilla, que resulta útil en muchas situaciones. Confidencialmente, espero que el 20% de la audiencia piense que soy impresionante, el 60% que soy bastante bueno, y el 20% restante que soy regular. Me pregunto si te puede servir esta sencilla ecuación en tu vida profesional y privada. El 20% de tus delegados/empleados/clientes vive en el mismo planeta que tú y conecta contigo totalmente, el 60% visita tu planeta de vez en cuando y quiere entablar una relación profesional contigo y el 20% restante no ha entrado nunca en tu galaxia, y hagas lo que hagas, nunca empatizará contigo. El entendimiento de que algunas personas son simplemente diferentes me ha ayudado a reducir mis sesiones de terapia a tan solo tres por semana y, en una industria que gira en torno a la interacción humana, apreciar cómo la comprensión de un colega de un término como “cuanto antes” puede ser distinta a la mía.
En tu mundo, las entregas fuera de plazo de tus proveedores son inaceptables y apunta a una descarada falta de atención al cliente, pero en su mundo quizá no lo vean así; eligen gestionar el pedido correctamente, en lugar de enviarlo deprisa y con potenciales errores. Debes olvidarte de quién tenía razón; la disparidad conduce a malentendidos, lo que producen retrasos, estrés y el deterioro de lo que había sido hasta entonces una buena relación profesional. Quizá un enfoque más pragmático hubiese rebajado la tensión, además de la tuya arterial.
Reunirse con las personas en su mundo constituye el primer paso para entablar una relación –el principal ingrediente de la receta para entablar relaciones fructíferas– sea cual sea el planeta en el que viven.
JON BRADSHAW realiza presentaciones e imparte educación en todo el mundo sobre una variedad de temas relacionados con el campo del rendimiento humano, especializándose en la gestión del estado emocional en el mundo corporativo y del deporte. Para contactar con él visite su sitio web: www.equinoxmotivation.com.
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Publicado
12/07/2009